EL TRAIDOR OCULTO
Situémonos en un lugar don de todos los libros
viven en armonía. El lobo sigue comiendo a Caperucita y a la abuela… En fin,
todos hacen lo que tienen que hacer.
Desde allí se divisan grandes lagos que
transportan la tinta para que todos los libros se vuelvan a contar. Sino todos
se perderán para siempre. Pero todo cambia. Un día, por la noche los vigilantes
(soldaditos de plomo) vieron como una especie de manta negra que cubría los
lagos y océanos. Se acordaron del cuento Sami la tortuga donde pasaba algo parecido.
Y pensaron que era petróleo.
Después se lo comentaron al emperador que andaba
probando los trajes nuevos.
El emperador dijo que había que avisar a
todos los libros de lo que pasaba.
Cuando fueron avisados se dirigieron al palacio del emperador. Allí les dieron
la noticia. Tan asustados estaban que a uno se le calló una hoja, a otro se le
borró una letra del título y el otro se quedo en blanco.
La primera opción que tuvieron fue formar un
muro entre todos para que pasara la tinta y quedara el petróleo, pero cuando
probaron la idea, la tinta también se quedaba con el petróleo.
La segunda opción fue hacer un colador especial
para pintura y así pasaba la tinta y quedaba el petróleo. Pero al ser petróleo
del mismo espesor que la pintura el petróleo se coló.
Esa noche todos los libros soñaron con el libro
del coco pensando que estaba contaminando los lagos y océanos. Y por eso a la
mañana siguiente se fueron en su busca. Lo encontraron muy ocupado y no les
dejó pasar. Durante ese día no pararon de preguntarse en que estaría ocupado el
coco. Cada vez les aumentaba más y más la curiosidad y decidieron vigilarlo.
El
libro de Cenicienta le pidió al Hada Madrina un traje negro y ella se lo
concedió. El libro entró en el castillo del coco disfrazado del criado.
Al mirar por el hueco de la llave del despacho
escuchó lo que decía el coco, entonces descartaron al coco porque descubrieron
que estaba intentando librarse del petróleo. Sospecharon del Soldadito de Plomo
porque tiene un barco y los barcos sueltan petróleo. Pero él comentó que no
podía ser ni tampoco su barco que es de papel y al no tener motor no podía
echar petróleo.
Le pidieron permiso al Emperador para poder
consultar su agenda donde están apuntados todos los libros del mundo pero no
había nadie sospechoso porque sus escenas no tienen nada que ver con el caso.
El otro sospechoso fue Cruela el libro de 101
Dálmatas porque la tinta de los vestidos podía haber contaminado los ríos,
lagos y océanos. Pero la tinta no era bastante para contaminar esos inmensos
lagos y océanos. Pensaron en otro libro que utilizaba tinta para vestir y se
dirigieron al palacio del Emperador. El Emperador confesó que él había
contaminado todo porque al utilizar tanta tinta los depósitos se habían roto y
la tinta se dirigió hacia los lagos, ríos y océanos. Le cayeron 20.000 palabras
de fianza y la hicieron descontaminar todos los lagos, ríos y océanos, y no
volvió a ser Emperador.
Iria Pardo
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