24 abr 2013

Escribimos contos



EL TRAIDOR OCULTO


 Situémonos en un lugar don de todos los libros viven en armonía. El lobo sigue comiendo a Caperucita y a la abuela… En fin, todos hacen lo que tienen que hacer.
Desde allí se divisan grandes lagos que transportan la tinta para que todos los libros se vuelvan a contar. Sino todos se perderán para siempre. Pero todo cambia. Un día, por la noche los vigilantes (soldaditos de plomo) vieron como una especie de manta negra que cubría los lagos y océanos. Se acordaron del cuento Sami  la tortuga donde pasaba algo parecido.
Y pensaron que era petróleo.
Después se lo comentaron al emperador que andaba probando los trajes nuevos.
El emperador dijo que había que avisar a todos  los libros de lo que pasaba. Cuando fueron avisados se dirigieron al palacio del emperador. Allí les dieron la noticia. Tan asustados estaban que a uno se le calló una hoja, a otro se le borró una letra del título y el otro se quedo en blanco.
La primera opción que tuvieron fue formar un muro entre todos para que pasara la tinta y quedara el petróleo, pero cuando probaron la idea, la tinta también se quedaba con el petróleo.
La segunda opción fue hacer un colador especial para pintura y así pasaba la tinta y quedaba el petróleo. Pero al ser petróleo del mismo espesor que la pintura el petróleo se coló.
Esa noche todos los libros soñaron con el libro del coco pensando que estaba contaminando los lagos y océanos. Y por eso a la mañana siguiente se fueron en su busca. Lo encontraron muy ocupado y no les dejó pasar. Durante ese día no pararon de preguntarse en que estaría ocupado el coco. Cada vez les aumentaba más y más la curiosidad y decidieron vigilarlo.
 El libro de Cenicienta le pidió al Hada Madrina un traje negro y ella se lo concedió. El libro entró en el castillo del coco disfrazado del criado.
Al mirar por el hueco de la llave del despacho escuchó lo que decía el coco, entonces descartaron al coco porque descubrieron que estaba intentando librarse del petróleo. Sospecharon del Soldadito de Plomo porque tiene un barco y los barcos sueltan petróleo. Pero él comentó que no podía ser ni tampoco su barco que es de papel y al no tener motor no podía echar petróleo.
Le pidieron permiso al Emperador para poder consultar su agenda donde están apuntados todos los libros del mundo pero no había nadie sospechoso porque sus escenas no tienen nada que ver con el caso.
El otro sospechoso fue Cruela el libro de 101 Dálmatas porque la tinta de los vestidos podía haber contaminado los ríos, lagos y océanos. Pero la tinta no era bastante para contaminar esos inmensos lagos y océanos. Pensaron en otro libro que utilizaba tinta para vestir y se dirigieron al palacio del Emperador. El Emperador confesó que él había contaminado todo porque al utilizar tanta tinta los depósitos se habían roto y la tinta se dirigió hacia los lagos, ríos y océanos. Le cayeron 20.000 palabras de fianza y la hicieron descontaminar todos los lagos, ríos y océanos, y no volvió  a ser Emperador.


  Iria Pardo




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